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viernes, 3 de febrero de 2012

EL ACEITE

Los fenicios eran portadores de una rica cultura heredera de los conocimientos de antiguas civilizaciones, como la egipcia y las mesopotámicas, razones con las cuales se puede entender el desarrollo de diversos cultos paganos orientales en este lado del Mediterráneo, así como el desarrollo de una moderna agricultura que incluía especies vegetales muy domesticadas, como es el caso del olivo.Fueron los fenicios los que extendieron el olivo por todo el mediterráneo y enseñaron a elaborar aceite y derivados del aceite a los pobladores del mare nostrum. Los fenicios fueron los que difundieron por el Mediterráneo el uso del aceite como productor de luz y enseñaron a los demás pueblos la fabricación de lámparas de arcilla y bronce. En el siglo 16 AC, los Fenicios comenzaron a diseminar el cultivo del olivo en las islas griegas, y luego lo introdujeron al territorio griego entre los siglos 14 y 12 AC, donde su cultivo creció y ganó importancia en el siglo 4 AC, cuando Solon emitió decretos regulando las plantaciones de olivos.
Desde el siglo 6 AC en adelante, el olivo se diseminó a través de los países mediterráneos llegando a Tripoli, Túnez y la isla de Sicilia. Luego, ingresó en el sur de Italia. Presto, sin embargo, sostiene que la introducción del olivo en Italia se remonta a 300 antes de la caída de Troya (1200 AC). Otro estudioso romano (Penestrello) defiende la visión tradicional que el primer olivo fue traído a Italia durante el reinado de Lucius Tarquinius Priscus (616 - 578 AC), posiblemente desde Tripoli o Gabes (Túnez). Los fenicios eran un pueblo de origen semítico que no llegó a formar país ni imperio. Se trataba de ciudades estado independientes que comenzaron asentándose en Oriente Medio, llegando a formar colonias en la península ibérica.
Los fenicios no eran un pueblo belicoso, no llegando a invadir grandes extensiones de terreno. Era un pueblo de comerciantes que difundieron toda la cultura de Oriente entre pueblos más atrasados del mediterráneo.
En la antigüedad fueron los fenicios quienes abrieron el comercio del aceite que e introdujeron la producción oleícola en el Magreb, Hispania, Ibiza y Cerdeña.,
Las actividades extractivas y transformadoras de diversos cereales y bayas eran trabajos muy comunes y necesarios para las comunidades íberas y tartésicas existentes en Iberia antes de la llegada de los fenicios a Gadir (Cádiz) y años más tarde a Iboshim o Ebussus (Ibiza). Los hallazgos arqueológicos indican que en la segunda mitad del s. VII a. C. los fenicios de Gadir se establecen en la costa sur de la isla de , primero en lo que hoy es el casco urbano de Ibiza y en Sa Caleta, hacia al oeste de la ciudad. El poder producir aceite, su comercialización, supuso durante centurias buena parte de la riqueza de los habitantes de hispania.Las actividades extractivas y transformadoras de diversos cereales y bayas eran trabajos muy comunes y necesarios para las comunidades íberas y tartésicas existentes en Iberia antes de la llegada de los fenicios a Gadir (Cádiz) y años más tarde a Iboshim o Ebussus (Ibiza). El carácter comercial y su condición de buenos navegantes hace que viajen desde el Mediterráneo Oriental en busca de los metales que se hallaban en occidente e incluso más allá de las míticas Columnas de Hércules. Esta es la razón por la que fundan una primera colonia en Cádiz, y tiempo después, al saber de la vía terrestre que atravesaba el Mediodía francés, fundan Ebussus y otras pequeñas colonias que les sirvieran de apoyo en sus singladuras hasta el Golfo de León. A su llegada a la isla, los fenicios decidieron establecerse a los pies de un monte que sirve de protección a un gran puerto natural teniendo muy cercanas tierras fértiles para el cultivo y buenos nacederos de agua. La existencia de unas grandes salinas con la que confeccionarían salazones del pescado acabó por decidir la fundación de la colonia que dedicarían al dios Bes. La prosperidad del comercio y la explotación agraria de la isla, la convirtieron en una de las ciudades más pobladas y prósperas de la época, su población alcanzaba los cinco millares de almas allá por el temprano siglo IV a. C. Ciertos historiadores indican que el olivo procede de Persia, otros del valle del Nilo y otros indican que es originario del valle del Jordán. Sin embargo la mayoría creen que procede de la antigua Mesopotamia, lugar desde el cual se expandió al resto de los países. Lo que si podemos afirmar es que es milenario. A partir del siglo XVI a.C., los fenicios difunden el olivo por las islas griegas y, en los siglos XIV a XI a.C., por la Península Helénica, donde se incrementa su cultivo hasta que alcanza gran importancia en el siglo IV a.C., cuando Solón promulga decretos para regular su plantación. Griegos, fenicios, romanos, judíos, cartagineses, árabes, hispanos y demás pueblos que comerciaban en las orillas del Mar Mediterráneo fueron los encargados de difundir el cultivo y aplicaciones del olivo. No se sabe con certeza si ya entonces conocían todas sus virtudes, pero sí hay indicios de que tenían conciencia de sus beneficios. Se desconoce la fecha en la que se inicia en España el cultivo del olivo, que posiblemente corrió a cargo de fenicios, o griegos, pueblos ambos eminentemente olivareros; parece mas lógico que fueran los fenicios, dadas con sus continuas e intensas relaciones comerciales con Tartesos; les enseñaron también a extraer el aceite de las olivas mediante molienda. Cualquiera que fuera su origen, fenicio o griego, cuando los romanos ocupan la Península Ibérica se encuentran con extensos y bien cultivados olivares; sin embargo la época dorada del cultivo se desarrollará a la vez que la romanización de sus habitantes.
Los escritores de la época mencionan las propiedades beneficiosas del aceite de oliva, tal es Plinio el Viejo que intenta recopilar las recetas conocidas acerca de la elaboración de ungüentos y pomadas diversas. Parte de estas advertencias llegaron posteriormente en el siglo XV a inspirar una obra denominada "tacuinum sanitatis" en la que el aceite de oliva ocupa una posición importante. El comercio del aceite de oliva creo diversas rutas comerciales a lo largo del mediteraneo, mediante los denomiandos nauicularii (navegantes).
Para seguir las huellas del olivo y sus aceites, tenemos que remontarnos a tiempos bíblicos, pues  la cuenca del mediterráneo los fenicios, los griegos y los egipcios, se encargaron de cultivarlo, como obra maestra de sus sociedades y transmitirlo  de generación en generación. Desde entonces continua viva y hoy por hoy podemos gozar de sus beneficios y maravillosos sabor. 
A mediados del tercer milenio en la región de Canaán (ubicada al norte de Siria) se sabe que se producían cantidades grandes de oliva como para comerciar con otros países. La documentación encontrada en forma de tablillas de barro en tres ciudades independientes: Ebla, Mari y Ugarit. Todas ellas en el Ebla (cerca de la moderna Aleppo). Indican la expansión del cultivo del olivo, así como una notable producción de aceite de oliva. Estos textos indican que el precio del aceite de oliva era por aquel entonces casi cerca de cinco veces el precio del vino y dos veces y media más caro que el aceite de sésamo y de lino.
Se sabe por las muestras que se obtienen de polen de olivo en los restos arqueológicos, que el cultivo se empieza a hacer intensivo en las muestras procedentes del Peloponeso datadas en el XX a. C. (periodo heládico medio). Estos estudios de paleobotánica muestran que la actividad agrícola del olivo tiene un apogeo en el X a. C. en la ciudad de Biblos. Esta ciudad fue el punto de contacto comercial con los egipcios. Las investigaciones paleobotánicas se extienden al estudio de los "huesos de aceituna" encontrados de forma abundante en ciertas excavaciones arqueológicas a lo largo del mediterráneo. La entereza de los huesos de aceituna hallados muestran el grado de tratamiento de cara a elaborar el aceite de oliva, los huesos machacados o rotos venían a significar un uso de almazaras. Se sabe que en la península ibérica los tartessos y turdetanos ya hacían uso de la variedad cultivada del olivo, pero no se sabe a ciencia cierta si era de uso culinario. n aquellas épocas el olivo y sus aceites se utilizaban para hacer jabones, como los de Alepo, perfumes y medicamentos para la piel, formaba parte en innumerables actos religiosos, podía ser moneda de cambio y además de todo esto ocupaba un lugar de honor en la alimentación. Siempre se le ha relacionado como símbolo de paz, abundancia y sabiduría.

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